Lo odio tanto, es tanto el sentimiento de bronca y fastidio que un día lo espere durmiendo con una navaja bien afilada. Si, tenía el poder.
Entonces pasó junto a mí, y me dijo algo que no me gustó y reaccione mal, fue tanta la bronca y desesperación que le clave la navaja, con tanta suerte que le perfore un pulmón. Lo veía como sufría, yo lo miraba y me reía.
De repente desperté y quedé feliz de la vida.
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