En el rincón de la mesa de mi trabajo observaba atentamente a la arañita que teje su tela de araña todas las mañanas. A veces la quiero matar pero no puedo. Un día fui a observarla y ella ya no estaba, la busqué y la busqué por todos lados, y finalmente la encontré, la encontré en la suela de mis zapatos.
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